sábado, agosto 26, 2006

Tolkien y la Primera Guerra Mundial

Un Hobbit en las trincheras

Hace 90 años, el escritor inglès combatió en la batalla del río Somme, la más brutal de la época. Aquella experiencia fue decisiva para convertirse en novelista.


El combate más sangriento de la Primera Guerra Mundial fue, también, el más inutil. Este mes se cumplen 90 años de la batalla del río Somme, donde en medio de las trincheras y el barro mezclado con sangre, un subteniente inglés llamado John Ronald Reuel Tolkien comenzó a trazar las bases de la mitología que substentaría su obra en las décadas siguientes. Desde el 1 de julio de 1916, las fuerzas del Káiser Guillermo se enfrentaron a los destecamentos ingleses y franceses que intentaban expulsarlos de la ciudad de Verdún. Fueron 141 días de dura batalla al noreste de París. Sólo en su primera jornada, el ejército británico perdió 20 mil hombres y tuvo el doble de heridos, muchos de ellos oficiales al mando de las compañías.
La planificada ofensiva se transformó así en un caos y ni siquiera el uso de tanques por primera vez en la historia pudo evitar el fracaso, pues las lluvias convirtieron el campo de batalla en un charco y las trincheras en piscinas. Cuando un fuerte temporal de nieve y viento obligó finalmente el cese del fuego, los aliados sólo habían avanzado apenas ocho de los 40 kilómetros propuestos y con un costo brutal: 420 mil soldados ingleses, 200 mil franceses y casi 500 mil alemanes habían muerto en menos de 5 meses de batalla. "Por primera vez en nuestra historia enviamos a jóvenes en un asalto contra las bombas, las balas y las alambradas. Sólo iban con su valor y la profunda confianza en sus jefes", dijo el príncipe Carlos en los actos de conmemoración de la batalla en Francia. Para muchos estas palabras también valen como un homenaje a la génesis del lenguaje y el imaginario que sustenta parte de El libro de los cuentos perdidos y el Silmarillion, dos obras fundamentales en la narrativa de uno de los sobrevivientes más célebres de esa batalla.

TUMBAS DE BARRO
En 1915, a pocos días de graduarse con honores como licenciado en Lengua y Literatura Inglesa, J. R. R. Tolkien se enroló en el cuartel de los Lancashire Fusiliers, para su entrenamiento militar. Al año siguiente, ya con el rango de subteniente, decidió apurar la fecha de matrimonio con su novia, Edith, pues en cualquier momento sería destinado a Francia.
En junio de 1916 Tolkien se embarcó hacia el campo de batalla como especialista en comunicaciones y desciframiento de códigos enemigos. Tenía 24 años. Sus biógrafos aseguran que durante ese tiempo el novelista comenzó sus experimentos y construcciones linguisticas, inspirado especialmente en la gramática finlandesa y galesa, convencido, como postularía más tarde, en su ensayo "Un vicio secreto", que "la creación de un idioma y de una mitología son funciones relacionadas (...) la invención de idiomas es la fundación. Los cuentos fueron hechos más para proveer un mundo a los idiomas que al revés".
Pero la batalla golpeó duro a Tolkien. Ron Gilson, uno de sus 4 amigos universitarios con los que había fundado el misterioso pero inofensivo TCBS (Sociedad del Club de Té y Barroviana), había muerto el primer día de combate. "Honestamente, creo que la TCBS ha terminado y me siento aislado, con sensaciones intensas más que ideas, pero son sensaciones muy fuertes. Ruego a Dios para que los elegidos para continuar el TCBS puedan ser más que nostros tres", escribió Tolkien a Geoffrey Smith, otro de los miembros del grupo. El destinatario de esa carta también moriría a causa de las heridas en la batalla del Somme,pero Tolkien sólo lo supo cuando volvió a Inglaterra. Tiempo después, el novelista recibiría una carta de la madre de Geoffrey Smith pidiéndole ayuda para publicar los poemas que había dejado su hijo muerto a los 22 años. Él aceptó y se hizo cargo del libro, publicado en 1918.
Pero hay un detalle. Según el historiador ingñés Chris Upton, existe una gran coincidencia temática y estética entre el libro de su amigo y la obra que más tarde desarrollaría el propio Tolkien. "Se leen como un espejo de la poesía que hay en El señor de los anillos. Trata de árboles y colinas distantes, de doncellas durmientes y leyendas olvidadas. Hay ecos de Tennyson, de Shakespeare y prerrafaelianos, de la GRan Bretaña y Grecia antiguas", anota Upton en su artículo "Tolkien y su círculo".
Según el investigador, la influencia y estímulo de Geoffrey Smith resultaron fundamentales para que Tolkien iniciara su camino, tomando como manifiesto la última carta que su amigo le envió antes de morir en combate. "La muerte puede podrirnos como personas, pero no puede poner fin a los 4 inmortales... sí, publica, estoy seguro de que tú eres el elegido, como Saúl esntre los niños de Israel. Date prisa, antes de que salgas de esta orgía de crueldad. Que el Dios de Mayo te bendiga, John Ronald, y que puedas tú contar las cosas que yo he intentado decir".

FIEBRE DE LAS TRINCHERAS
Los combates del Somme fueron decayendo en intensidad a medida que ambos bandos se quedaban sin contingente para pelear. Las labores del subteniente Tolkien ya no sólo fueron el empleo de las claves Morse, del teléfono, las señales mediante banderillas, luces o el envío de palomas mensajeras; ahora también debió pasar jornadas apoyando la lucha en las líneas de fuego. Sería justamente dentro de las zanjas donde el futuro novelista contraería la temida "fiebre de las trincheras", un mal de síntomas similares al tifus que causa el crecimiento desmesurado del brazo y provoca alteraciones en la composición sanguínea. ¿El origen? Los piojos.
Si bien esta enfermedad, por su corta duración, también fue conocida como "fiebre de los 5 días", en el caso de Tolkien no fue así. Su situación se agravó y aquello, paradójicamente, le salvo la vida, pues fue enviado a diversos hospitales de campaña hasta que 10 días antes del término de la batalla pudo embarcarse a Inglaterra. Tras un breve periodo de recuperación en un hospital de Birmingham, Tolkien finalmente pudo volver a tomar el lápiz, dispuesto a cumplir el deseo de su amigo caído en combate.